29/Enero/2011 - 09:25
Especialistas llamaron protegerse de la vista debido a la serie de factores que ocurren en estas épocas de verano tales como la exposición a la radiación ultravioleta, el alza de la temperatura, la disminución de la humedad, el contacto con el cloro de las piscinas, la sal marina y la arena, entre otros.
El médico oftalmólogo de Integramédica, Jean Claude Thenot, expresó que al igual que en primavera, en esta estación las consultas a este tipo de especialistas aumentan principalmente por las alergias.
La exposición continua al sol sin protección puede causar queratitis, inflamación de la córnea; dañar la retina; producir pterigion, inflamación por aumento del tejido; cataratas; maculopatías (degeneración macular) contribuyendo a la pérdida de visión a largo plazo, y cáncer a nivel de párpados o en el ojo mismo.
Al igual que nuestra piel, durante el verano los ojos se exponen (en forma acumulativa) a mayor radiación ultravioleta, lo que los expone a sufrir un aumento del riesgo de catarata, lesiones de la macula, pterigion y hasta ciertos tipos de cáncer de conjuntiva y de párpados, expresó el médico.
Por otro lado, la primavera y verano se acompañan de mayor liberación de alérgenos aéreos, los que pueden provocar distintos tipos de alergia ocular. El aumento de la temperatura y la menor humedad ambiental pueden incrementar la sensación de ojo seco en personas propensas a secretar menos lágrimas, dijo el facultativo.
La mejor forma de proteger los ojos es utilizando lentes de sol que cuenten con filtro de rayos UV para evitar la radiación.
CUIDADO CON EL AGUA Y LA ARENA
Existen distintos tipos de conjuntivitis y algunas se vuelven más comunes en verano.
Las infecciosas se generan principalmente por virus, aunque también se registran casos por bacterias y agentes parasitarios, que pueden estar presentes en el agua. Los síntomas que permiten identificar esta afección son: enrojecimiento del ojo, fotofobia (intolerancia a la luz), molestias como sensación de ardor y la presencia de un cuerpo extraño. En el caso de las bacterianas pueden presentarse lagrimeo y secreciones purulentas (lagañas). Su duración es entre una y tres semanas, sin tratamiento. La recomendación es consultar a un oculista.
Según el especialista de Integramédica, en general, el cloro y la sal no constituyen un verdadero riesgo para el ojo.
Sin embargo, hay que considerar que el agua actúa como vehículo portador de gérmenes, pudiendo en contados casos, generar conjuntivitis y queratitis infecciosas (virus, chlamydiae, amebas, entre otros), explicó.
La arena de la playa puede convertirse en un elemento altamente irritante para los ojos.
Por lo general, aunque se trata de lesiones menores, se debe actuar con precaución si entra tierra o arena en los ojos: lo ideal es lavarlos con abundante agua durante al menos 10 minutos y no refregarse. En caso de que haya entrado un cuerpo extraño se puede intentar extraer con una gasa estéril o un pañuelo limpio, poniendo mucho cuidado en el procedimiento. Es normal que existan ciertas molestias, pero si son persistentes hay que acudir al médico.
GOLPES INESPERADOS
En verano también aumentan los golpes debido al mayor tiempo dedicado a deportes y actividades al aire libre. Se debe tener sumo cuidado si es que ocurre alguno, ya que un traumatismo puede causar lesiones graves.
Algunos de los síntomas de alarma son las denominadas moscas flotantes o puntos negros, especialmente si se acompañan de destellos de luz, sombra en las zonas laterales del campo visual y borrosidad en la visión central.
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