Agradecemos a José Las Palmas por sus consejos
Creo que no debería cundir la alarma por la retirada del mercado
de las viejas bombillas de incandescencia, actualmente existen dos
alternativas que podrían ser satisfactorias; en cualquier caso no lo
digo con total convencimiento por dos cuestiones: los formatos de estas
luminarias alternativas pueden no ser compatibles (casquillos,
contactos, instalación, etc.) con las antiguas, y porque tampoco hay
estudios al respecto en cuanto a incidencia en afectados de retina. Lo
que sí es cierto es que con las viejas bombillas no hacía falta saber
nada, todas eran más o menos igual, pero con las nuevas es conveniente
tener algunos conocimientos adicionales.
La alternativa más moderna es la iluminación LED que aporta muy
bajo consumo y muy alta durabilidad; yo tengo instalado este tipo de
iluminación en 4 lugares en casa. Al ser una tecnología bastante nueva
en cuanto al uso como iluminación (en señalización, láser, infrarrojos,
etc. existe hace décadas), no existen esos estudios que comentaba y en
cambio sí que hay rumores sobre radiaciones lumínicas perjudiciales. Hay
que tener en cuenta que con esta tecnología es posible abarcar un rango
amplísimo del espectro, incluyendo las radiaciones infrarrojas y
ultravioletas, por lo que el primer consejo es no adquirir luminarias
LED que no estén homologadas, y el segundo es optar por un tono "cálido"
en lugar de "frío" o "luz blanca" sin más. Los diodos LED blanco-cálidos
emiten una luz más amarilla, con menos emisión de luz azul, y por lo
tanto más similares a las viejas bombillas de filamento y asimismo menos
agresivos con los fotorreceptores de la retina. En cualquier caso la
intensidad de la luz siempre es un factor clave.
Y la otra alternativa son los fluorescentes sin parpadeo, que no
producen el molesto efecto estroboscópico asociado a la frecuencia de la
corriente alterna de la red eléctrica. Son más caros y difíciles de
conseguir, y al igual que ocurre con los LED, estos fluorescentes
también los hay con distinta temperatura de color, de manera que un
fluorescente blanco cálido sin parpadeo es tan confortable como una
bombilla con filamento de tungsteno de siempre.
Aquí podríamos incluir también las bombillas de bajo consumo que
igualmente las hay con distintos tonos de blanco.
En cuanto a la temperatura del color, tanto como información
como para no llevarnos sorpresas al comprar una bombilla sin probarla
antes, os podéis hacer una idea si en la etiqueta figura su temperatura
de color, que se mide en grados Kelvin:
- Entre 1.500 ºK y 3.000 ºK tenemos una luz muy cálida, de tonalidad
anaranjada, es el caso de la luz del atardecer o la de una vela.
- Entre 3.000 y 4.500 ºK tenemos la luz cálida, ligeramente amarillenta,
digamos que este rango engloba desde las viejas bombillas de filamento
hasta los halógenos. Se asemeja a la luz de la tarde, induce cierta
tranquilidad en el estado de ánimo y es la que se aconseja para la
lectura.
- Entre 4.500 y 5.500 ºK se denomina blanco neutro o "luz día",
equivalente a la tonalidad de la luz natural, que la proporcionan luces
halógenas y de descarga.
- Entre 5.500 y 6.500 ºK encontramos la luz fría, ligeramente azuladas,
que la proporcionan lámparas especializadas, o nuestra nocturna luna ;-)
- Y entre 6.500 y 8.500 ºK tenemos luces muy frías, azuladas, como sería
la que produce un rayo o las famosas luces de xenón de algunos coches.
Toda esta gama de temperaturas de luz blanca puede obtenerse con
iluminación LED, y de hecho he visto focos LED de 2.200 ºK y placas de
LED para rótulos comerciales de 8.000 ºK.
Para lugares como aulas, los instaladores autorizados
recomiendan combinar luz fría y luz cálida, y lo digo porque hace unos
meses montamos un aula de formación en mi empresa, con luminarias LED
que además son regulables.
A nivel doméstico, y desde mi experiencia y opinión personal, la
luz cálida crea ambientes más acogedores y confortables, cansa menos la
vista y hace que los colores de los objetos sean a los que estamos
acostumbrados por las antiguas luces. Para determinadas aplicaciones
puede ser más interesante una luz neutra (que a veces comercialmente se
identifica como fría o simplemente blanca), de forma que los colores de
los objetos resultan más naturales o similares a los que veríamos con la
luz del sol.
Pongo el ejemplo del recibidor de mi casa (la pequeña habitación
que encontramos tras la puerta de entrada): la luz ambiente la dan 4
focos LED blanco cálido de 2,3 vatios (antes tenía 4 focos halógenos de
50 W para proporcionar la misma iluminación, el ahorro es de 190,8
vatios); en esta habitación hay un típico mueble con espejo y demás que
incorpora 2 focos LED blanco neutro de 1,2 vatios para un uso puntual
proporcionando colores similares a los de la luz del exterior.
Otra ventaja adicional de la iluminación LED es que no se
calienta casi nada, lo que es de agradecer en verano además de que no
requiere unas condiciones de resistencia especiales del lugar en el que
se instalan.
Y algo a tener en cuenta es que la regulación en intensidad de
este tipo de iluminación no se consigue adecuadamente con los sistemas
ideados para luces incandescente o fluorescentes, requiriendo sistemas
específicos.
Ya comentamos en alguna ocasión los rumores de LEDs chinos no
homologados con emisión de rayos ultravioleta y el que puedan estar
usándose en los televisores LED-LCD de marcas desconocidas; pero no
tengo ninguna información fiable en este sentido por lo que yo
procuraría irme a marcas de cierta solvencia; y lo mismo sería aplicable
en el caso de las bombillas LED.
Saludos,
Jose.
Las Palmas
de las viejas bombillas de incandescencia, actualmente existen dos
alternativas que podrían ser satisfactorias; en cualquier caso no lo
digo con total convencimiento por dos cuestiones: los formatos de estas
luminarias alternativas pueden no ser compatibles (casquillos,
contactos, instalación, etc.) con las antiguas, y porque tampoco hay
estudios al respecto en cuanto a incidencia en afectados de retina. Lo
que sí es cierto es que con las viejas bombillas no hacía falta saber
nada, todas eran más o menos igual, pero con las nuevas es conveniente
tener algunos conocimientos adicionales.
La alternativa más moderna es la iluminación LED que aporta muy
bajo consumo y muy alta durabilidad; yo tengo instalado este tipo de
iluminación en 4 lugares en casa. Al ser una tecnología bastante nueva
en cuanto al uso como iluminación (en señalización, láser, infrarrojos,
etc. existe hace décadas), no existen esos estudios que comentaba y en
cambio sí que hay rumores sobre radiaciones lumínicas perjudiciales. Hay
que tener en cuenta que con esta tecnología es posible abarcar un rango
amplísimo del espectro, incluyendo las radiaciones infrarrojas y
ultravioletas, por lo que el primer consejo es no adquirir luminarias
LED que no estén homologadas, y el segundo es optar por un tono "cálido"
en lugar de "frío" o "luz blanca" sin más. Los diodos LED blanco-cálidos
emiten una luz más amarilla, con menos emisión de luz azul, y por lo
tanto más similares a las viejas bombillas de filamento y asimismo menos
agresivos con los fotorreceptores de la retina. En cualquier caso la
intensidad de la luz siempre es un factor clave.
Y la otra alternativa son los fluorescentes sin parpadeo, que no
producen el molesto efecto estroboscópico asociado a la frecuencia de la
corriente alterna de la red eléctrica. Son más caros y difíciles de
conseguir, y al igual que ocurre con los LED, estos fluorescentes
también los hay con distinta temperatura de color, de manera que un
fluorescente blanco cálido sin parpadeo es tan confortable como una
bombilla con filamento de tungsteno de siempre.
Aquí podríamos incluir también las bombillas de bajo consumo que
igualmente las hay con distintos tonos de blanco.
En cuanto a la temperatura del color, tanto como información
como para no llevarnos sorpresas al comprar una bombilla sin probarla
antes, os podéis hacer una idea si en la etiqueta figura su temperatura
de color, que se mide en grados Kelvin:
- Entre 1.500 ºK y 3.000 ºK tenemos una luz muy cálida, de tonalidad
anaranjada, es el caso de la luz del atardecer o la de una vela.
- Entre 3.000 y 4.500 ºK tenemos la luz cálida, ligeramente amarillenta,
digamos que este rango engloba desde las viejas bombillas de filamento
hasta los halógenos. Se asemeja a la luz de la tarde, induce cierta
tranquilidad en el estado de ánimo y es la que se aconseja para la
lectura.
- Entre 4.500 y 5.500 ºK se denomina blanco neutro o "luz día",
equivalente a la tonalidad de la luz natural, que la proporcionan luces
halógenas y de descarga.
- Entre 5.500 y 6.500 ºK encontramos la luz fría, ligeramente azuladas,
que la proporcionan lámparas especializadas, o nuestra nocturna luna ;-)
- Y entre 6.500 y 8.500 ºK tenemos luces muy frías, azuladas, como sería
la que produce un rayo o las famosas luces de xenón de algunos coches.
Toda esta gama de temperaturas de luz blanca puede obtenerse con
iluminación LED, y de hecho he visto focos LED de 2.200 ºK y placas de
LED para rótulos comerciales de 8.000 ºK.
Para lugares como aulas, los instaladores autorizados
recomiendan combinar luz fría y luz cálida, y lo digo porque hace unos
meses montamos un aula de formación en mi empresa, con luminarias LED
que además son regulables.
A nivel doméstico, y desde mi experiencia y opinión personal, la
luz cálida crea ambientes más acogedores y confortables, cansa menos la
vista y hace que los colores de los objetos sean a los que estamos
acostumbrados por las antiguas luces. Para determinadas aplicaciones
puede ser más interesante una luz neutra (que a veces comercialmente se
identifica como fría o simplemente blanca), de forma que los colores de
los objetos resultan más naturales o similares a los que veríamos con la
luz del sol.
Pongo el ejemplo del recibidor de mi casa (la pequeña habitación
que encontramos tras la puerta de entrada): la luz ambiente la dan 4
focos LED blanco cálido de 2,3 vatios (antes tenía 4 focos halógenos de
50 W para proporcionar la misma iluminación, el ahorro es de 190,8
vatios); en esta habitación hay un típico mueble con espejo y demás que
incorpora 2 focos LED blanco neutro de 1,2 vatios para un uso puntual
proporcionando colores similares a los de la luz del exterior.
Otra ventaja adicional de la iluminación LED es que no se
calienta casi nada, lo que es de agradecer en verano además de que no
requiere unas condiciones de resistencia especiales del lugar en el que
se instalan.
Y algo a tener en cuenta es que la regulación en intensidad de
este tipo de iluminación no se consigue adecuadamente con los sistemas
ideados para luces incandescente o fluorescentes, requiriendo sistemas
específicos.
Ya comentamos en alguna ocasión los rumores de LEDs chinos no
homologados con emisión de rayos ultravioleta y el que puedan estar
usándose en los televisores LED-LCD de marcas desconocidas; pero no
tengo ninguna información fiable en este sentido por lo que yo
procuraría irme a marcas de cierta solvencia; y lo mismo sería aplicable
en el caso de las bombillas LED.
Saludos,
Jose.
Las Palmas
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